Agradecer genuinamente es un acto muy
poderoso. Decir gracias es reconocer que hemos recibido algo: una
sonrisa, un favor, una flor, tiempo, una palabra de aliento, un trabajo,
alguien nos alcanzó un té o sirvió de comer. Decir gracias es haber
aceptado algo, estar abierto a recibir y agradecido por
ello. Agradecer ayuda a reforzar en el área de la abundancia, de la
autoestima, de la apreciación. Hoy alguien hizo algo por mí y doy
gracias. Alguien me sonrió, un perro jugó conmigo, el sol calentó mi
cuerpo o la luna embelleció la noche que pude contemplar. Gracias por mi
salud, gracias por mi libertad, gracias por que hoy llovió y llevaba mi
paraguas, gracias por abrirme la puerta, gracias por tus bellas palabras,
gracias por el aire que respiro, gracias por este día de vida.
¡gracias! Las personas negativas o pesimistas son tan ignorantes de
todo lo positivo que sucede a su alrededor que si comenzaran a agradecer desde
que se levantan hasta que se van a dormir cada momento del día, tal vez, cambiarían
su actitud y empezarían a sentirse seres más afortunados.
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